¡El equilibrio es la solución! Una frase que debemos aplicar constantemente en nuestra vida, desde el estilo de vida que llevamos hasta la dieta sana que apliquemos a diario, de esta forma podremos gozar de bienestar en la salud, además de prevenir malestares o enfermedades en el futuro.
Las carnes rojas y blancas son realmente deliciosas, aunque hay que ser equilibrados en su ingesta, debemos evitar un consumo diario, podremos aprovechar sus nutrientes de forma eficaz. Comienza a cuidar tu salud, os contaremos cuanta carne debes ingerir en tu alimentación sana y equilibrada a la semana.
¿Por qué debemos moderar el consumo de carne?
La carne es una fuente importante de nutrientes a la salud, puesto que aporta al organismo vitamina B12, proteínas, zinc y hierro, los cuales son necesarios para los glóbulos rojos, el sistema nervioso central, creación de hemoglobina y para prevenir el daño oxidativo de los radicales libres.
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Es muy saludable para el organismo, pero es vital tener una ingesta controlada, puesto que si nos excedemos en su ingesta, corremos el riesgo de padecer enfermedades cardiacas, renales, hepáticas, y otro tipo de padecimientos de alto riesgo, razones por las que se recomienda evitar su ingesta diaria.
¿Cuántos gramos de carne debemos comer a la semana?
En una vida saludable, la dieta equilibrada será fundamental, por lo que hay que incluir alimentos de cada uno de los grupos de alimentos para obtener cada uno de sus nutrientes, pero para ello hay que conocer las cantidades recomendadas de cada uno de ellos.
El Ministerio de Sanidad de España, resalta que en el caso de carne magra y de aves, por semana hay que tener un consumo de 3 a 4 raciones a la semana, con porciones que pesen entre los 100 a 125 gramos. En el caso de la carne de pescado, de igual manera son de 3 a 4 raciones semanales de 125 a 150 gramos.
En conclusión, con un máximo de 4 raciones a la semana de carne será suficiente, en los demás días es posible incorporar recetas caseras con vegetales u hortalizas para nutrirnos eficazmente. En caso de tener una dieta estricta o un plan alimentario previo, deberá ser consultado con un nutriólogo o nutricionista para evitar algún cambio que afecte notablemente la salud.