Estamos acostumbrados a llamar mermelada a cualquier cocción de fruta o verdura con azúcar o algún otro endulzante, pero en el supermercado encontramos un montón de términos diferentes que nos pueden confundir un poco. Confitura, compota, jalea y mermelada no son sinónimos y cada una tiene características diferentes. Conoce cuáles son las diferencias entre mermelada, jalea, compota y confitura.
¿Cómo saber la diferencia entre mermelada, jalea, compota y confitura?
La mermelada se puede definir como un dulce elaborado principalmente con frutas, enteras, troceadas o trituradas, y azúcar u otros edulcorantes al gusto, que se cocinan por reducción. Pero esta definición no nos saca de dudas, pues todos estos conceptos cumplen con esa definición, lo que nos haría pensar que sí, que son lo mismo. Pero antes de tomar ese camino fácil tenemos que tomar en cuenta otro aspecto: la legislación.
Existe una serie de normas marcadas que definen cada uno de estos conceptos de acuerdo a sus características, para que en el mercado no nos vendan conejo por liebre. Así, los productores están obligados a etiquetar sus productos de la manera correcta y con el término específico de acuerdo a ciertas características en cuanto a sus ingredientes, cocción y proporción de azúcar.
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La normativa vigente actual en España viene recogida en el Real Decreto 863/2003, la cual abarca la norma de calidad para la elaboración, comercialización y venta de confituras, jaleas, mermeladas de frutas y crema de castañas. A continuación te decimos cómo diferenciarlos.
¿Cuál es la diferencia entre mermelada, jalea, compota y confitura?
Mermelada
Es el producto elaborado mediante la cocción de frutas enteras, troceadas, trituradas con azúcares incorporados en proporción variable, hasta obtener una consistencia semilíquida, más o menos espesa. En otras palabras, según la norma, una mermelada debe llevar, como mínimo, 30% de fruta. Las mermeladas "extra", por su parte, deben tener como mínimo un 50% de fruta en su composición. El resto se compone principalmente de azúcar.
Confitura
Se obtiene también a partir de la cocción de fruta con azúcares, pero en este caso se emplea solamente la pulpa o puré de una o varias especies, a excepción de las confituras de cítricos, en las que se pueden incluir tiras o rodajas de la fruta.
Como resultado, las confituras tienen una consistencia mucho más homogénea y fina que la de la mermelada. En el caso de la confitura, la cantidad mínima de pulpa puede variar dependiendo de la fruta con la que se prepare:
- 35 g de fruta general por cada 100 g de confitura.
- 25 g en el caso de las grosellas rojas, las serbas, la uva espina, las grosellas negras, los agavanzos y los membrillos.
- 15 g en el caso del jengibre.
- 16 g en el caso de los anacardos.
- 6 g en el caso de la granadilla.
Curiosamente, hay algunas frutas que no están permitidas en esta categoría, que son manzana, pera, ciruela con hueso, melón, sandía, uva, calabaza, pepino o tomate.
Jalea
La jalea es aún más homogénea que la confitura, pues para su elaboración se utilizan zumos o extractos acuosos de la fruta y azúcar, lo que da como resultado una textura gomosa, lisa y brillante que se utiliza mucho en la repostería y la elaboración de golosinas. El zumo o extracto acuoso se cuece con agua y azúcar, dejándolo reducir hasta que se obtiene la especie de salsa con textura gelatinosa. Para que pueda tomar esa consistencia es necesario agregar pectina, una sustancia presente en la pulpa y cáscara de la fruta.
Compota
La compota no está incluida en la legislación, sin embargo si sabemos de que se trata. Es un tipo de conserva menos dulce, común en regiones donde abundan las manzanas y peras, y por su naturaleza se emplea a menudo como ingrediente o acompañamiento de platos salados. En este caso, la proporción de pulpa es mucho mayor a la de azúcar, por lo que tiene una consistencia menos gomosa y más parecida a un puré.
Como puedes ver, mermelada, confitura, jalea y compota tienen más diferencias que solo su nombre. Ahora que conoces las características de cada una, ya puedes comprar (o preparar) la que más te convenga de acuerdo a tus necesidades.