No hay diferencia entre los espárragos blancos y verdes más que el momento de maduración en el que son cosechados. Mientras que los más claros son el brote de la planta, es decir, el tallo que está dentro de la tierra y no ha tenido contacto con el aire; los trigueros deben su color a la madurez del alimento y al proceso de fotosíntesis efectuado en contacto con el exterior de la tierra.
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Por lo general, los espárragos blancos se venden a un precio más costoso que los trigueros, ya que son alimentos con otra textura y frescura, literalmente recién sacados de la tierra. Este tipo de vegetal que no siguió su maduración tiene bajas calorías y más vitaminas.
Los espárragos suelen ser horneados, transformados en sopas, mousse o dispuestos en ensaladas frías como calientes, pero lo más habitual es que su cocción sea a la plancha, al vapor o hervida. En este último caso, es necesario tener en cuenta algunos aspectos importantes.
Para cocer los espárragos blancos en casa, primero se deben lavar muy bien con agua fría y pelarlos. El paso siguiente es cortar la base, que suele ser la parte más dura del vegetal, y descartarla. Luego hay que echar el alimento en una olla con agua hirviendo que tenga un poquito de sal. Para que queden perfectamente cocidos, el líquido tiene que cubrir el tallo: las puntas no.
El tiempo de cocción de los espárragos en agua hirviendo es de entre 15 o 20 minutos, dependiendo de la intensidad del fuego. Pero para comer estos vegetales de forma más sabrosa, existe un truco en el proceso: cuando el alimento se esté cocinando en el agua caliente, se puede acortar el procedimiento a 10 o 15 minutos y corroborar que no estén del todo blandos. El paso crucial para que queden con una textura y sabor espectacular es colocarlos en una sartén o plancha con un poquito de aceite para que queden algo tostados.