Consumir pescados en una dieta que contemple carnes es importante porque este alimento provee vitaminas, ácidos grasos y minerales esenciales para el óptimo funcionamiento de nuestro organismo. Es por eso que para aprovechar este aporte, los ejemplares del mar se pueden cocinar a la parrilla, al vapor, al microondas o al horno.
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Una de las maneras de cocinar pescados y conservar todos sus nutrientes es a través de la técnica del papillote o papillot. La maniobra consiste en envolver los alimentos (verduras, frutas y mariscos también) de manera hermética para que se cocinen en sus propios vapores y jugos. Para la técnica se puede utilizar lámina de papel aluminio, un film apto para microondas, bolsas de asar o papel de estraza.
Este tipo de láminas están hechas con material resistente a altas temperaturas y es por eso que se pueden introducir en el horno para que el pescado con verduras se pueda comer en cuestión de minutos. En la actualidad también son muy consumidos los moldes de silicona, donde también se pueden colocar los productos a cocinar con esta técnica entre jugos y vapores naturales.
Lo importante y fundamental de esta técnica de cocción llamada papillote, sobre todo con pescados, es untar con alguna grasa el material donde se van a envolver los alimentos: mantequilla, aceite de oliva virgen extra u otros. De esta manera no hay riesgo de que se pegue y luego sea engorroso quitar el material. También se puede regar con limón, vinos o vinagretas.
Para potenciar todo el sabor de los pescados con este método, se debe cocinar cada pieza entre 10 y 30 minutos, todo dependerá del tamaño del alimento y de la temperatura del horno. Lo ideal es precalentar el artefacto a una temperatura de 180°C e ir comprobando si la carne está tierna para poder retirarla. En todo caso, también puede retirarse del calor y dejar que se termine de cocinar con el efecto residual.