Las manzanas son frutas muy valiosas en una dieta saludable, ya sea por su calidad nutricional como por su poco aporte de calorías, ideal para mantener el peso. Este alimento es antioxidante, ya que contiene polifenoles y flavonoides. Pero además aporta vitamina C, E y otras del grupo B.
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Además de vitaminas, las manzanas son fuente de minerales como el potasio, calcio y fósforo. Pero a pesar de ser muy nutritivas y necesarias en una alimentación saludable por otros factores más, estas frutas suelen tener un periodo más rápido de oxidación y maduración. Son entre 4 y 6 días los que una unidad puede conservarse sin frío y sin lesiones en su cáscara. Pero si la cortamos por la mitad, la historia cambiará.
Una de las claves para conservar las manzanas frescas por más tiempo a temperatura ambiente o fuera de la nevera es haber elegido las unidades más pequeñas a la hora de comprarlas. Las de mayor tamaño son más propensas a una maduración rápida. Así que, sin dudas, llevarte las más chicas a tu hogar te dará unos días para consumirlas.
Otra de las claves para conservar esta fruta es colocarla en un recipiente siempre en posición vertical y con el tallo hacia arriba. Esto hará que el alimento no pierda sus líquidos tan rápido. Y también debes tener en cuenta que no debes lavar las manzanas si no las vas a consumir en el transcurso de pocas horas. Porque al limpiar su piel, este producto natural pierde su primera barrera de protección contra agentes causantes de la oxidación y maduración.
Es importante colocar las manzanas en un recipiente que no se comparta con otra fruta o verdura, ya que el etileno que liberan puede hacer que se echen a perder de manera rápida. Y otra de las claves para conservar las unidades de este alimento nutritivo, pero en frío (en la nevera), es hacerlo envolviéndolas con papel absorbente o de cocina y colocándolas verticalmente. Esta técnica resulta fundamental para preservar la protección de la piel contra la humedad.