El vinagre blanco es un aliado infalible para limpiar objetos que presentan mucha suciedad o manchas difíciles. Incluso costras o restos de grasa vieja, se pueden retirar con este líquido efectivo. Junto con el limón y el bicarbonato de sodio, constituye un producto perfecto para dejar reluciente algunas superficies.
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Pero este líquido no es apto para todos los objetos. No se puede utilizar para limpiar algunas superficies o materiales, ya que puede dañarlos y hacer que pierdan su textura, color y su función. Es el caso de los electrodomésticos: neveras, microondas, tostadoras y horno, entre otros más, pueden alterar su funcionamiento por algún daño del tipo mencionado.
La ropa tampoco se debe limpiar con vinagre blanco, ya que no es un producto que cuide la textura de los textiles, por el contrario resulta abrasivo. Lo mismo sucede con los pisos de parquet: este líquido corroe la madera de estas características y puede producir la pérdida significativa del color y el brillo.
Las superficies de piedra como el mármol, cuarzo o granito, no deben ser limpiadas con este vinagre, ya que puede modificar la capa exterior de los objetos, haciendo que pierdan la protección para ser conservados por más tiempo. La plancha de la ropa también es una pieza que no debería ser un blanco de limpieza con este líquido. El ácido puede terminar dañando un revestimiento protector que trae este electrodoméstico que oscila en elevadas temperaturas.
Un error frecuente es limpiar sartenes y ollas con esta sustancia. El daño puede ser significativo en estos utensilios porque perjudica el antiadherente y adiós su funcionalidad. En el caso de que el material sea hierro, pueden surgir manchas de óxido. También ocurre algo similar con los cuchillos: el vinagre puede dañar el filo de estos objetos cortantes.