El queso representa uno de los ingredientes clave en la gastronomía española. Existen decenas de variedades en todo el país pero si hay dos tipos empleados ampliamente en las cocinas de España: el queso de cabra y el queso de oveja. Aunque a veces podamos confundir uno de otro, lo cierto es que entre ellos observamos notables diferencias. Veamos cuáles son.
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España agrupa más de 150 variedades distintas de queso y se han registrado más de 30 Denominaciones de Origen o Indicaciones Geográficas Protegidas vinculadas a este producto. El consumo medio de queso en nuestro país es de más de 8 kilos al año, aunque creamos que es una cantidad alta dista mucho de los 17 kilos de media que se ingieren en Europa. Nos encanta este producto lácteo pero veamos ahora qué diferencia el queso de oveja del queso de cabra.
Quizá la característica más evidente y llamativa es el aspecto de cada uno de estos quesos. El queso de cabra presenta una textura cremosa, de color más claro y más denso, mientras que el queso de oveja, calificado como semiblando, ofrece una textura más compacta.
Por otro lado, la composición nutricional de cada variedad de queso también es muy diferentes. La leche del queso de oveja aporta un alto nivel de calcio y grasa y es una fuente de vitaminas A, B, C y K. Cabe señalar además que la cantidad de colesterol presente en este alimento es baja. La leche del queso de cabra, por otro lado, ofrece vitamina D, proteínas y calcio -aunque un 80% menos que el queso de oveja- y su nivel de grasa es la mitad en relación con del oveja.
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El sabor también es otro elemento clave a la hora de diferenciar cada tipo queso. Ambas variedades son intensos y de sabor fuerte, sin embargo, el queso de cabra suele ofrecer un matiz algo más ácido mientras que de oveja es más seco en comparación. En este sentido, cada uno se debe utilizar para ciertos tipos de recetas, el de cabra para salsas, pizzas o ensaladas, mientras que el queso de oveja se restringe a arroces y pastas.