Conocemos los efectos que el gran consumo de carne ejerce sobre medioambiente pero este mismo proceso está causando daños irreparables en los océanos. La sobrepesca no solo destruye el ecosistema marino sino que ofrece un producto más pobre. Estos son solo algunos de los motivos por los que se está desarrollando una mayor consciencia social en cuanto al consumo responsable y sostenible del pescado y marisco.
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El estado de Alaska se ha convertido en el máximo exponente de la gestión responsable y sostenible de pesquerías. No solo controlan la cuotas, zonas y temporadas de pesca, sino también la actividad industrial que puede dañar el entorno. En la década de los '90 este estado vetó la cría de un pescado como el salmón en piscifactorías, así se encargó de garantizar la subsistencia de esta especie para el futuro.
Siguiendo el ejemplo del estado de Alaska vemos cómo el estado ha implantado un programa de de certificación para la pesca de pescado salvaje. Este sistema permite ofrecer al consumidor un producto de gran calidad y en los supermercados de la zona se ha incrementado la demanda de pescado y marisco sostenible.
El cuidado que este sector tiene por su medio de vida, la manera en que se pesca y trata el producto se traduce directamente en la salud del consumidor. El pescado salvaje ofrece un alto contenido en ácidos omega 3, vitaminas y minerales y ello favorece al sistema circulatorio, reduce los niveles de colesterol y aporta propiedades antiinflamatorias.
En relación a lo mencionado, Barcelona acoge la “Semana Salvaje”, organizada por el Alaska Seafood Marketing Institute, en la que busca difundir y promocionar el consumo responsable del pescado y marisco salvaje y sostenible. Hasta el próximo 30 de abril una grupo de restaurantes de la ciudad ofrecerán un plato o menú con pescados salvajes de Alaska.