La respiración está definida como aquel proceso mediante el cual los seres vivos intercambiamos gases con el medio externo. Este proceso consiste en la entrada de oxígeno al cuerpo de un ser vivo y la salida de dióxido de carbono del mismo. Además, es una de las actividades indispensable para mantener nuestra vida.
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Este proceso es vital a la hora de realizar ejercicio, pero muchas veces esa respiración no se realiza de la manera correcta, y esto ocurre cuando no todo el aire inhalado se dirige a los alvéolos para producir el intercambio de gases. Un parte queda sin usar en lo que se conoce como "espacio muerto anatómico", el cual está compuesto por la boca, los bronquios, los bronquiolos, la faringe, la laringe, la nariz y la tranquea.
Cuando nos ejercitamos necesitamos el doble de oxígeno para obtener energía y poder cumplir con los movimientos requeridos. A causa de esto, la sangre que circula por los tejidos musculares puede quedarse sin oxígeno y acidificarse, poniendo en peligro las funciones del organismo. Se estima que, al realizar ejercicio o deportes, la frecuencia de nuestra respiración puede oscilar entre 40 a 50 respiraciones por minuto y el volumen corriente ser de 3 a 4 litros.
Por eso es muy importante realizar un precalentamiento de todos los músculos y órganos que participan en la respiración antes de comenzar con nuestra ejercitación. Lo mejor es iniciaremos con una respiración profunda. Para la misma comenzaremos con una postura cómoda, por ejemplo sentados, luego relajaremos los hombros, inhalaremos por la nariz y exhalaremos por la boca. El abdomen debe moverse hacia adentro y hacia afuera mientras respiras. Haremos repeticiones lentas y pronunciadas. La inhalación debe durar entre 2 o 3 segundos y la exhalación entre 4 o 6. De esta forma podrás expulsar el aire atrapado y lograr que haya más espacio para el aire fresco cuando realices la próxima respiración.
A continuación podremos comenzar con nuestra rutina de ejercicios, siempre teniendo en cuenta que la inhalación debemos realizarla por la nariz y la exhalación por la boca. Al finalizar nuestra rutina, se recomienda realizar una elongación o estiramiento, ya que la misma nos ayudará a que nuestra respiración vuelva a su ritmo normal. Si las dificultades para respirar persisten, deberás consultar a un profesional de la salud cuanto antes. Ellos realizarán exámenes y determinarán cual es el problema.