Las hojas verdes fueron, durante mucho tiempo, alimentos que no se utilizaban o que incluso se desechaban al instante. Por suerte la gastronomía nos ha demostrado que todo sirve y se recicla, como por ejemplo las hojas de la remolacha que son excelentes para hacer buñuelos, una bebida antioxidante o incluso una exquisita tarta.
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La heladera suele ser el mejor lugar para conservar nuestras hojas verdes, pero muchas veces no las guardamos de la manera correcta. Es por eso que en la siguiente nota te compartimos un par de tips que son clave a la hora se saber cómo conservar tus hojas por más tiempo y sin que se echen a perder.
Lo primero que debes tener en cuenta es que todas las hojas verdes deben lavarse con abundante agua, ya que de esta forma estarás eliminando todos los bichos que suelen estar naturalmente en la tierra. Lo segundo a tener en cuenta es que debes eliminar todas las bolsas que contenían los vegetales cuando los adquiriste ya que esos insectos suelen quedar al fondo de las mismas. También te recomendamos retirar todas las partes amarillentas, marchitas y no comestibles de las hojas verdes.
Luego de haber lavado todas las hojas verdes, es muy importante secarlas con un colador, un centrifugador o incluso con papel de cocina. De esa forma quitarás todo el exceso de agua que provoca que las hojas queden húmedas y terminen marchitándose. Este paso es muy importante, porque mientras más secas estén las hojas, mayor vida útil van a tener.
Otro consejo a tener en cuenta es que los vegetales y las hojas verdes deben almacenarse en los espacios específicos que el frigorífico tiene para estos. Generalmente este espacio se encuentra en la zona más baja del refrigerador, dentro de una gaveta. Esta gaveta permite que el frío no le dé directamente al vegetal y evita que se deshidrate más rápidamente. Si no posees este compartimento, puedes almacenar tus hojas verdes dentro de un contenedor o una bolsa hermética.