Muchas veces se nos antoja una piña por su increíble y dulce sabor, pero luego recordamos lo complejo que es cortar su cáscara y decidimos comer algo más sencillo. El asunto es que la piña es una de las frutas más saludables y que aporta más vitaminas a parte de ese sabor tan exquisito que tanto amamos.
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Es por ello que es una verdadera picardía dejar de consumir dicha fruta tan solo por no querer realizar el trabajo de cortar la cáscara de la piña. Sobre todo si podemos darte un consejo para que deje de ser tan tedioso y la piña llegue a ser puro disfrute.
Como consejo paralelo te recomendamos que a la hora de comprar tu piña notes el nivel de maduración de la fruta. Esta debe ser muy firme pero dura, su aroma debe ser muy fresco y las hojas provenientes de la piña deben ser verdes y brillantes con muy pocas manchas, si no cuenta con manchas mejor.
¿Qué elementos necesitamos para realizar esta técnica de corte de piña? Sencillo, un cuchillo grande y muy afilado de cocina, un cuchillo más pequeño e igual de afilado y una buena tabla de cortar. Tendrás que asegurarte que la tabla en la que cortemos se encuentre bien sujeta a la superficie donde trabajemos para evitar que se delice mientras trabajamos y así evitar cualquier accidente de corte.
Lo primero que haremos será colocar la piña sobre la tabla y cortaremos la corona de hojas. Luego colocamos la piña en un extremo de la tabla y con el cuchillo paralelo a la fruta quitamos lentamente la piel preservando la mayor cantidad de piña posible, así con todo el contorno hasta remover la piel. Luego debes cortarla en cuartos y remover el núcleo que no se consume ¡Listo! Ya tienes tu piña sin piel y lista para degustar.