Un auténtico sueño hecho realidad: comer y beber en los mejores restaurantes gratis. Un hombre ha convertido esta fantasía en realidad, pero lejos de ser idílicas experiencias esta historia es más bien otra versión de la docuserie El Timador de Tinder, que triunfa en Netflix. Este hombre, que lleve seis años comiendo y bebiendo gratis lo ha hecho timando a los responsables de los establecimientos hosteleros. Su técnica es muy sencilla y le ha permitido cometer decenas de estafas en España.
Te podría interesar
Probablemente habrás visto la popular docuserie de Netflix El Timador de Tinder, en la que el israelí Simon Leviev se hacía pasar por un magnate de los diamantes para concertar carísimas citas a través de la plataforma Tinder para luego timar a las interesadas. La técnica de estafas de Antonio Miguel Grimal, español de 47 años, es más sencilla. Su objetivo: los restaurantes.
Tan simple como echarle cara. Este hombre decide ir a un restaurante determinado, pide lo que desea de la carta y a la hora de pagar manifestó su nula intención de pagar la cuenta. Si el propietario le advierte que llamará a las fuerzas de seguridad, el estafador espera plácidamente a la patrulla. Así se ha tirado seis años, sin necesidad de ser influencer. La Policía de Zaragoza lo ha detenido en mas de 40 oportunidades.
Pero… ¿cómo es que no ha ido a prisión hasta hace unas semanas? La jurisprudencia establece que en casos de delitos leves, como los perpetrados por este especialista en estafas, no se aplica la agravante de reincidencia. Diferentes medios de comunicación indican que hace tan solo unos años se pidieron diferentes condenas menores para este hombre por sus estafas en restaurantes, pero tan solo se conseguía que pagara multas menores. Además, debido a que este estafador recibe una pensión no contributiva no se le puede imponer sanciones mayores.
Si bien existen diferentes claras entre este "experto" en estafas en restaurantes de España con el protagonista de la docuserie Timador de Tinder, lo cierto es que ambos personajes no tienen piedad por sus víctimas ni un rastro de sentido de la responsabilidad por sus actos.