Las pastas son una comida con gran ADN italiano. Este alimento se ha convertido en un alimento habitual de nuestra dieta gracias a su gran variedad. Sin embargo, no siempre la cocinamos de manera correcta y eso hace que no disfrutemos de ella en sus mejores condiciones.
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Cuando decidimos hacer pasta, empezamos a realizarnos un millón de preguntas. ¿Hay que echar aceite?, ¿se escurre bajo el agua fría?, ¿combina bien la pasta y el pollo?, ¿lleva nata la salsa carbonara? o ¿cuándo hay que incorporar la sal? Es decir, un sinfín de consultas mentales para intentar de hacerlas lo mejor que se pueda.
Un error frecuente que se hace es echar la pasta con agua que aún no está hirviendo. La pasta se debe introducir en el agua cuando ya está hirviendo fuertemente. Además, hay que removerla para evitar que se apelmace. Luego, llega el gran tema de las porciones donde por lo general comentemos muchos errores. Para medir correctamente las proporciones entre la sal, la pasta y el agua se puede utilizar la regla del "10, 100, 1.000", donde 10 gramos es la sal, 100 gramos la pasta y 1.000 mililitros el agua.
El tercer gran error es el enjuagar la pasta para que se enfrié. Definitivamente esto no se debe hacer pues, para preparar pasta fría, hay que dejarla a temperatura ambiente y removerla de vez en cuando. Un cuarto error se da a la hora de salar. En esos casos, se puede utilizar una cuchara para aplicar la cantidad deseada. Si queda demasiado salada, el truco es hervir aparte un poco más de agua y verterla para diluir un poco la sal. Siempre hay que aplicar la sal cuando el agua ya esté hirviendo o de lo contrario tardará más.
Un quinto y último error que te mencionamos es la utilización del colador. Si se trata de dos o tres raciones, lo mejor es utilizar una espumadera para llevar la pasta directamente hasta la salsa. Si la cantidad es mayor, se puede utilizar el colador, pero hay que ser rápido para evitar que se reseque.