Los raviolis son un gran exponente de la pasta rellena. Expresan todo con una combinación inigualable: la textura de la pasta en su punto justo, un relleno que puede generar sorpresa en el paladar y una salsa que combine para que sea una explosión de sabor. Pero hay un tema con su cocción, deben salir en el momento adecuado para disfrutarlos al máximo.
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Sin dudas los raviolis son versátiles. La etimología de la palabra viene del genovés y significa “plegado”. Así, el poder secreto está en el relleno, que puede ser de diversas carnes, contener jamón, frutos de mar y requesón. También es recomendable combinar con verduras, como la espinaca
Cuando hablamos de raviolis en su punto justo es importante tener un cronómetro a mano. Habrá que ser precisos para que la pasta no se pase de cocción y pueda correr riesgos de desarmarse y perder ese sabroso relleno. No hay ánimo para que este delicioso plato se termine pareciendo a una sopa y quede todo flotando en la olla.
Vamos a lo importante, la cocción debe ser en abundante agua, antes del punto de hervor hay que echarle sal. Cuando sea todo borbotones, es el momento de tirar nuestros raviolis al agua. Desde ese momento, hay que contar entre 4 y 5 minutos. Y acá va un truco, no se cuenta desde que vuelve a hervir el agua, sino desde que tiramos los raviolis, que también se los nombra como ravioles.
Ahora sí, una vez cocinados retiramos y mezclamos con nuestra salsa favorita. Otra opción es que, si o llegamos a cocinarlos, podemos llevarlos frescos a la nevera, pero en este caso no deberíamos esperar más de dos días para degustarlos. Pero si tampoco tenemos tiempo y nos queremos asegurar un buen plato para más adelante, el congelador es una opción asegurada, ya que nuestros raviolis no perderán propiedades.