El huevo constituye uno de los alimentos que más utilizamos en nuestros hogares. Además es rico en proteínas y lípidos. También es uno de los pocos alimentos que nos facilitan la digestión, y como si esto fuera poco, llega a ser el ingrediente principal de diversas preparaciones dulces y saladas, debido a su propiedad aglutinante.
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Por otro lado, la trufa es el cuerpo fructífero de un hongo ascomiceto subterráneo. La mayor parte de las mismas pertenecen al género Tuber, pero hay muchos otros como Geopora, Peziza, Choiromyces, Leucangium, entre otras. A pesar de que no suelen ser económicas, su sabor es inconfundible y pueden mejorar cualquier receta.
Lo que más llama la atención de la trufa es su aroma. Es por eso que en el siguiente artículo te enseñamos a aprovechar las trufas al máximo, pero sin tener que usarlas. Si, leíste bien, sabor a trufa en tus comidas pero sin haberlas usado. El truco está en impregnar la cáscara de los huevos con el aroma de las trufas.
Para ello, en un tarro hermético, preferentemente de vidrio, pondremos unos 4 huevos y añadiremos una trufa, la cual puede ser comprada en el supermercado, y como los huevos tienen la cáscara porosa van a absorber todo el aroma de la trufa. Luego cerraremos el tarro de manera hermética y los dejaremos reposar en el frigorífico al menos tres días. Se pueden aromatizar todo tipo de huevos, pero los que más se recomiendan son los huevos de gallina.
De esta forma, cada vez que incorpores algún huevo a una receta, este le agregará el típico aroma de la trufa. Lo mejor de todo es que puedes repetir esta acción por unas 3 semanas más, solo recuerda dejar que la trufa respire cada 48 horas antes de volverla a ingresar al tarro. Y, si lo deseas, puedes colocar un papel absorbente al final del tarro para que absorba la humedad del mismo.