Un producto orgánico es aquel alimento vegetal, animal o derivado, que se cultiva o cría con sustancias naturales sin utilizar plaguicidas ni fertilizantes, entre otros químicos. Además, son productos libres de hormonas, antibióticos, colorantes y saborizantes artificiales. Muchas veces se denomina producto orgánico a aquel que se ha obtenido de una huerta.
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Su conservación en la nevera no se realiza de la misma forma que un alimento que no es orgánico. Lo primero y principal es olvidarse de lavar los productos. Si, a pesar de que siempre nos han dicho que debemos llegar a casa y lavar todo, en este caso es recomendable no hacerlo. Caso contrarío, estaremos extrayendo tierra, insectos y otros elementos que ayudan que retrasar la oxidación del producto. En segundo lugar olvídate de las bolsas. De esa forma no solo ayudarás al medio ambiente, sino que también evitarás que se genere humedad y hongos en los productos.
Por otro lado es recomendable que separes los productos orgánicos dentro del frigorífico. No juntes frutas con verduras. Entre más espaciados se guarden los vegetales su descomposición tomará más tiempo. Las frutas almacenadas juntas se pueden descomponer más rápidamente dañando los otros vegetales que se encuentren a su alrededor y empeorando la situación. Especialmente las manzanas pueden hacer que las hojas de hortalizas se vuelven cafés.
Otro consejo es comprar los productos orgánicos directamente de los productores locales. De esta manera se reduce el tiempo de almacenaje y transporte y así recibes frutas y verduras más frescas y con mayores nutrientes. Además, los alimentos comprados a productores locales son tradicionalmente más baratos que aquellos que se encuentran en los supermercados. De esta forma también estarás beneficiando a tu bolsillo.
Por último te aconsejamos adquirir productos orgánicos que todavía no estén tan maduros. Las frutas y hortalizas más verdes traen más nutrientes que las maduras. Por ejemplo, prefiere la espinaca baby por sobre la espinaca madura. Además, algunos estudios aseguran que las hojas tiernas poseen más cantidad de nutrientes que las más viejas. Lo mismo aplica a otros vegetales como la acelga.