La reina Letizia es una de las pocas en la casa real que se encarga de la comida como si fuera la mismísima chef. Es sabido que la la esposa de Felipe VI le gustan alimentos como la cúrcuma, los frutos rojos, el té verde o el salmón salvaje y tiene vetados productos congelados, procesados y otros tales como la bollería industrial.
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Si de dieta saludable hablamos, para que te des un ejemplo, los dulces que consume la Casa Real se cocina en el propio palacio. Es que doña Letizia es fan de la dieta Perricone combinada con la Mediterránea y no es partidaria de realizar ayunos ni dietas específicas de adelgazamiento. Lo que no está permitido, son los rebozados ni los fritos.
La esposa del rey Felipe VI, embajadora de la FAO (organismo sobre alimentación dependiente de la ONU) se destaca por ser poco amiga de los azúcares y controla también el consumo de salsas, incluido el tomate frito. Alimentos básicos en otras dietas como el arroz o las legumbres tampoco son de su agrado. Lógicamente, el pan no está tampoco dentro de su dieta.
Si de bebidas e infusiones hablamos, la reina Letizia huye de las gaseosas y del café, además de no consumir prácticamente nada del alcohol, ni siquiera en las recepciones oficiales. Tan sólo consume algo de sidra en sus visitas a Asturias y alguna cerveza ecológica. Si uno vea la figura de la consorte, pues no es para nada casualidad su delgadez.
De igual manera, la reina Letizia lleva a cabo una rutina diaria de pesas y de cardio que le ayuda a mantener, por ejemplo, unos brazos envidiables por muchas mujeres. Cuenta también con la ayuda de un entrenador personal, practica yoga y ha probado el boxeo y el running. Además, acompaña el cuidado físico con el estético, lo que le ayuda a mantener, a sus 46 años, una apariencia cada vez más joven.