El cáncer es una de las enfermedades más temidas por el ser humano. Esto se debe a que a pesar de los muchos avances científicos no se ha podido encontrar un cura definitiva, o el tratamiento a corto plazo para frenar esta enfermedad tan invasiva. Lo que sí se ha podido descubrir es que algunos alimentos pueden hacer que algo que está pasivo se vuelva activo.
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En este artículo te vamos a contar por qué los especialistas sugieren evitar el consumo de ciertos alimentos que podrían desencadenar esta enfermedad. En ese marco la sabemos que la ciencia ha logrado identificar alimentos potencialmente carcinogénicos y un factor en común es que que la mayoría tienen una alta densidad energética (muchas calorías), son muy bajos en fibra. Te detallamos cuales son.
Las carnes rojas en general y más si se hacen a la parrilla. Muchos estudios demuestran que estos alimentos aumentan la incidencia de cáncer y la mortalidad. Por lo tanto, el American Institute of Cancer Research sugiere que el consumo sea menor de 350 a 500 g por semana.
Azúcar y carbohidratos refinados. Esta sí es la asesina serial en todo sentido ya que no solamente desencadena enfermedades crónicas, si no también tiene mucho que ver con el cáncer debido a que se ha observado que las células cancerígenas usan también el azúcar como combustible para crecer y proliferar, algo que se conoce como el efecto Warburg debido al alemán que describió esto.
El alcohol, debes contemplar que esta bebida básicamente es azúcar y se ha establecido como un factor de riesgo importante de contraer cáncer de boca, faringe, esófago, hígado, colorrectal, mamario y hasta el de páncreas. Es por ello que las instituciones de salud y los expertos recomiendan una ingesta cero o moderada.
En cuanto a los lácteos y derivados, hay estudios que muestran que su consumo se asocia al incremento de la concentración de una hormona que se llama factor de crecimiento semejante a la insulina y que al parecer, se relaciona con la probabilidad de padecer cáncer.
Los endulzantes artificiales, aspartame, la sacarina y el ciclamato se han considerado seguros para los humanos, aunque hay estudios en modelos animales que sugieren que pueden desarrollarse algún cáncer como el de vejiga cuando se consumen en grandes cantidades.