La dieta atlántica, o cocina gallega, contiene todos los ingredientes necesarios para conseguir una alimentación saludable. La dieta atlántica, llamada así desde los años 90, se refiere al estilo de alimentación que comparten las zonas rodeadas por el océano Atlántico.
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Esta dieta atlántica ha estado presente durante muchos siglos en países como Francia, Portugal, Inglaterra y España (principalmente en Galicia, Cantabria y el País Vasco). Y a pesar de compartir ingredientes, las elaboraciones son diferentes en cada región, puesto que en algunas localidades se preparan más guisos y platos calientes y en otras, platos fríos y simples.
Los alimentos y las características que se pueden encontrar en esta dieta atlántica son, de acuerdo con el Decálogo de Dieta Atlántica:
- La ingesta elevada de pescados (de mar y de río) y de mariscos (moluscos y crustáceos) de la reserva actual del Atlántico.
- Consumo abundante de vegetales (cereales, patatas. Legumbres…)
- Gran consumo de frutas, hortalizas y frutos secos.
- Uso del aceite de oliva como grasa culinaria y como aderezo en crudo.
- Consumo diario de lácteos.
- Ingesta de carnes, sobre todo de cerdo. Y en menor cantidad, carne de res magra.
- Agua como bebida por excelencia.
A todo esto, se suma la sencillez a la hora de preparar los alimentos, con predominio del vapor, la cocción, el horno, los guisos y las cosas a la plancha. Siempre manteniendo los alimentos tradicionales, con el mínimo proceso industrial. Y una vida deportiva activa.
La cocina gallega o dieta atlántica es una dieta saludable, funcional y bioactiva, donde se consumen alimentos con nutrientes protectores para la salud. En esta dieta se consume mucho omega-3 de los pescados, semillas y frutos secos; omega-9 del aceite de oliva; vitaminas y minerales de las frutas, verduras y hortalizas; polifenoles, antioxidantes como la vitamina C y E de los granos, aceites y semillas; y fibra alimentaria de los cereales, legumbres y semillas.
Esta dieta ayuda a mejorar el tránsito gastrointestinal, regula los niveles de glucemia. Previene de enfermedades cardiovasculares y de la diabetes. Reduce el riesgo de envejecimiento. Y mejora el equilibrio del microbiota intestinal.