Al comprar y consumir alimentos enlatados es necesario tener en cuenta que una vez abiertos pueden ser conservados en la nevera, pero su durabilidad disminuye considerablemente. Una de las dudas que se presentan en ese momento es si guardar el producto en su envase o traspasarlo a otro recipiente.
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Los alimentos enlatados, una vez abiertos, pueden ser guardados en la nevera, pero deberían consumirse en el plazo máximo de seis o siete días. Si los productos han pasado todas las normas de los organismos que regulan la industria alimentaria, no debería haber riesgos para la salud. Pero hay casos en que estas comidas pueden traer problemas.
Los riesgos que se pueden presentar al guardar enlatados abiertos en la nevera provienen de la contaminación que se puede efectuar. Por un lado, desde la existencia de un compuesto orgánico que se denomina bisfenol-A, que se utiliza como revestimiento protector de latas para que no se altere el sabor de los alimentos y que se puede desprender. Esta sustancia puede afectar algunas funciones del cerebro y la próstata.
Por otra parte, la existencia de bacterias en los enlatados es un riesgo que se puede presentar cuando se guardan en la nevera, una vez que se abren para el consumo. Trastornos en el sistema digestivo como vómitos, deshidratación, diarreas y cólicos pueden ser ocasionados si prolifera el microorganismo Clostridium botulinum: la bacteria causante del botulismo.
Otro de los riesgos que se pueden presentar al guardar productos enlatados abiertos en la nevera es el de intoxicación por la migración de los metales que contienen las latas a los alimentos. Puede pasar que se desprendan y alteren la comida con hierro, cadmio, cobre, níquel o zinc. Cólicos, flatulencias, náuseas o dolor abdominal, pueden aparecer como síntomas, además del notable cambio de sabor del alimento.