La cocina molecular es un método para preparar alimentos que utiliza innovaciones técnicas desarrolladas por disciplinas científicas. Desde sus orígenes la gastronomía molecular se ha propuesto juntar las investigaciones sobre los procesos químicos y físicos de la cocina y aunarlos en una disciplina organizada dentro de la ciencia de la comida.
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Los precursores de la cocina molecular disciplina fueron el químico francés Hervé This y el físico húngaro Nicholas Kurti, ambos trabajaron en la preparación científica de algunos alimentos, tanto en el hogar como en restaurantes. Estos investigadores pretendían juntar científicos y cocineros profesionales para discutir acerca de la ciencia detrás de la cocina tradicional.
Pero más allá de lo novedoso de esta nueva disciplina, lo cierto es que ha servido para entender muchos fenómenos culinarios, y además, mejorar las técnicas para conservar las propiedades de los alimentos. De hecho, integra los conocimientos de diversas áreas del saber, como la química, la física, la antropología y la biología.
Otro de los beneficios de la cocina molecular es que permite potenciar el sabor de los alimentos y, dependiendo de la técnica, conservar las propiedades de los nutrientes. En ese mismo sentido se destaca porque no hay frituras y tampoco se suelen utilizar harinas, un dato muy valioso para aquellas personas que deben llevar una dieta sin gluten.
Del mismo modo, la cocina molecular permite crear recetas innovadoras, con una estética artística y poco tradicional que en muchos casos sorprende hasta a los chef más experimentados. Pero son duda que uno de los principales beneficios es que mediante sus técnicas se puede prolongar la vida útil de los alimentos. Con el empacado al vacío, el secado y la liofilización, las comidas se pueden preservar por más tiempo sin perder nutrientes.