Vivir más tiempo, más saludable y previniendo enfermedades, ese es el objetivo de la “dieta de la longevidad” que ayuda a vivir hasta los 100 años y que fue creada por investigadores de EEUU, de la Universidad del Sur de California.
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Los especialistas en Nutrición revisaron muchos estudios acerca de este campo de la salud y sus conclusiones fueron publicadas en la revista Cell. Tanto el doctor Valter Longo como la profesora Rozalyn Anderson han compartido sus conocimientos. Mientras que el primero es experto en envejecimiento y ciencias biológicas, la segunda es experta también en envejecimiento de la Universidad de Wisconsin.
Los profesionales analizaron planes de alimentación variados como la dieta cetogénica, otras de restricción calórica, dieta mediterránea, vegetariana y también la vegana. También observaron con detenimiento un aspecto de varias dietas populares: el ayuno intermitente. Acerca de este aspecto, la “dieta de la longevidad” establece que lo ideal es comer en un día en el plazo de 11 o 12 horas, el resto la persona debería ayunar. El resultado de esta práctica es aumentar la autofagia, que es el procedimiento por el que el cuerpo elimina las células dañadas y se regeneran otras.
La “dieta de la longevidad” puede retrasar el proceso natural de envejecimiento y reducir los factores de riesgo o probabilidades de tener enfermedades como el cáncer, diabetes o de tipo cardiovascular y neurodegenerativa. Los profesionales continúan evaluando y estudiando el plan alimenticio y no recomiendan aplicarlo sin antes asesorarse con especialistas en Nutrición, que sabrán diagnosticar y analizar estudios previos de la persona, como también sus condiciones genéticas.
La “dieta de la longevidad” para vivir 100 años incluye frutos secos, verduras, legumbres, cereales integrales, aceite de oliva y pescados. En cuanto a las carnes rojas y procesadas, deben eliminarse de la alimentación y el consumo de pollo debe ser mínimo. También debe reducirse al mínimo la ingesta de alimentos como el azúcar, pan blanco, cereales y la pasta. Lo ideal para los expertos es comer una cantidad de hidratos de carbono que sea equivalente a la mitad de la ingesta diaria total de calorías. Las proteínas y grasas en esta dieta deben ser de tipo vegetal y en cantidad “baja pero suficiente”.