El cacahuete o también conocido como maní en muchas regiones del mundo, es uno de los frutos secos más consumidos a nivel global. Entre sus curiosidades destaca que no es un fruto seco, sino que se trata de la semilla de un arbusto leguminoso. Entre sus beneficios destacan por ser una de las mejores fuentes de proteínas entre los vegetales.
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Industria alimentaria ha introducido el cacahuete en una gran variedad de productos que podemos encontrar en cualquier supermercado. Sin embargo, muchas veces no aprovechamos todo su potencial. Y es que esta legumbre guarda secretos desde su origen familiar hasta las propiedades de cada una de sus partes. Por ejemplo, debes saber que su rojiza cáscara del cacahuate tiene numerosos beneficios para la piel.
La piel o cáscara del cacahuete suele desecharse justo antes de consumirse y también se desecha al elaborar mantequilla de maní, sin embargo con sólo agregar un 0.5% de esta piel rojiza que recubre la semilla ya hay un incremento en la capacidad antioxidante del alimento. Esto ayuda a tratar afecciones de la piel como la psoriasis y el eczema gracias a sus propiedades antiinflamatorias.
El ácidos grasos de está cáscara previenen arrugas y las líneas de expresión en la cara y favorece la hidratación de la piel más seca. Además, el gran contenido de vitamina E de los cacahuetes ayudan a proteger las células de la piel reduciendo el daño que ejercen los rayos solares, la contaminación ambiental y los radicales libres, lo que a la larga ayuda a retrasar el envejecimiento.
También, la cáscara del cacahuete, que constituye más o menos un 3% del total de la semilla, es rica en compuestos fenólicos, conocidos por su efecto antioxidante, lo que ayuda a evitar el estrés oxidativo en el cuerpo humano. Asimismo, contienen resveratrol, un compuesto que se encuentra también en los frutos rojos, las uvas y en el vino.