Cada vez más conocemos más información sobre las propiedades nutritivas de los alimentos. Sin embargo, puede que no tengamos muy claro si conviene comer crudas o cocidas determinadas frutas y verduras. La cocción en algunos casos lleva consigo una pérdida de nutrientes y, por tanto, sería más saludable consumir estos productos crudos. Veamos algunos ejemplos.
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Las cebollas. Uno de los alimentos omnipresentes en los hogares españoles, base de muchos guisados y salteados de verduras. No obstante, estas deliciosas recetas que implica la cocción de este vegetal provoca una disminución de un fitonutriente presente en la cebolla llamado alcina, que favorece el control de la ansiedad y mejora la salud cardiovascular. Por tanto, lo ideal y saludable sería consumirla en su estado crudo en ensalada, por ejemplo.
Pimientos rojos. En este caso, someter alimentos como los pimientos rojos a altas temperaturas puede provocar la pérdida de nutrientes esenciales como la vitamina C, E y B6 y magnesio. De hecho, este vegetal contiene el triple de la cantidad de vitamina C recomendada al día.
Frutos secos como las almendras, anacardos, avellanas o nueces, entre otros, contienen grasas saludables, antioxidantes y proteínas, que rebajan el nivel de colesterol malo y afecciones cardiovasculares. Se aconseja su consumo en crudo ya que evitamos de esta forma la ingesta de aceites transgénicos, nada saludables para nuestro organismo. Por otro lado, uno de los alimentos que más solemos cocinar es el ajo, fuente de alicina y antioxidantes. Cualquier elaboración que suponga la cocción de este producto elimina hasta el 90% de sus nutrientes.
Remolacha. Este es uno de los alimentos que se integra perfectamente en crudo y que aporta gran cantidad de azúcares naturales. Cocinar la remolacha supone eliminar más del 20% del ácido fólico. Este vegetal también es fuente de vitamina A, B y C y fibra así como potasio, hierro y magnesio.