CONSEJOS

3 alimentos “para bebés” que deberían estar prohibidos

El mercado nos muestra una gran variedad de productos que luego, no contienen los beneficios que dicen. Al tener un bebé, es importante que estés atento a eso temas.

Alimentos prohibidos para bebés.Fuente: Producción GastroLab.
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Cuando hay un bebé en casa es muy importante estar atentos a las falsas consignas de las publicidades. Si te dicen que el alimento está diseñado para bebés, probablemente es mejor que no lo metas en la cesta de la compra. Es preferible que observes detenidamente que estas comprando ya que tu pequeño lo único que necesita es leche.

A la industria lo único que le interesa es fidelizar a los consumidores para que sean devotos clientes toda la vida. Las preferencias de los alimentos que adquirimos en los primeros años de vida suelen mantenerse, así que, si desde pequeños nos acostumbramos a sabores dulces, texturas crujientes y aromas intensos, estarán en nuestra dieta a lo largo de los años.

Bebé comiendo helado. Fuente: Pexels.

Un alimento muy característico que salomemos comprar al bebé es el primer no-yogur. La característica común de todos ellos es que son como los alimentos normales en una versión nutricionalmente peor. Si el alimento original es insano, estos lo son un poco más; si era sano, se convierte en insano. Es el caso de los yogures “nutricionalmente adaptados para bebés”, recomendados a partir de seis y ocho meses: para empezar, la mayor parte de esos productos que jurarías que son yogur, no lo son.

En segundo lugar están las Galletas y 'snacks', tan recomendables como para los mayores. Otro alimento popular son las primeras galletas y los peque snacks. A ver, si ya hemos dicho que no hay galleta saludable y que con los snacks que supuestamente lo son te la están colando, esperar que sus versiones para bebés sean sanas no es más que un acto de fe desesperado. Son un puro oxímoron.

Prohibido los snacks en bebés. Fuente: Pexels.

Y para finalizar, la frutilla del postre de los no alimentos para bebés son las bolsitas listas para tomar. Fáciles de transportar, sin necesidad de conservar en frío, solo tienes que quitar el tapón e insertarlo en la boca del pequeñajo en un acoplamiento que ni el del Apollo-Soyuz. Y hala, con sus manitas ya se encarga de apretarlo hasta exprimir la última gota de lo que quiera que contenga la bolsa: un diseño perfecto, lo reconozco. Nada que objetar formalmente a este prodigio; el problema —como la belleza— está en el interior. Porque estos Maseratis del packaging contienen el equivalente alimentario al motor del dos caballos de mi abuela: azúcares libres, harinas y almidones varios, aceites reguleros o nata. Y, para rematar, más azúcar, no se quede el pequeñajo con ganas de dulce.