La leche es uno de los alimentos más consumidos en los hogares sobre todo por lo menores. La ingesta de este alimento es tan natural que muchas personas dejan de cenar pero una leche antes de acostarse es infaltable por creencias populares y evidencia científica.
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Muchos especialistas afirman que la leche de vaca es un alimento que cubre nutrientes importantes como calcio, vitamina D, proteínas, entre otros. Sin embargo, no reemplaza las comidas importantes (desayuno, cena, almuerzo) ni posee un valor nutricional extra que nos ayude al rendimiento del día a día.
Profesionales de la salud en varios países recomiendan que los menores tomen leche por su alto aporte de calcio y vitamina D, pero debe haber un límite en la cantidad por dos motivos: el primero, justamente para que no desplace las comidas y, el segundo, porque un consumo excesivo de leche podría causar alteraciones en la función renal.
Hay que entender que si uno se quiere hidratar lo que tiene que consumir es agua. Nada mejor que un buen vaso de agua para sacar la sed algo que la leche no nos va a proporcionar. En caso de necesitar alguna vitamina en particular, se recomienda tomar zumos naturales que harán que el organismo recupere energía.
Por eso, una cantidad suficiente de leche para menores entre 3 años y escolares es de hasta 2 tazas al día (cada taza puede contener 240ml). De preferencia, que siempre sea leche entera fresca y, según sus características, puede variar a descremada o sin lactosa. Siempre que tengas dudas, no esperes a consultar a un profesional y que te explique que debe consumir tu hijo.