Los informes médicos a nivel general de la población española suelen indicar un déficit de vitamina D. Se trata de un tipo de vitamina vital para la absorción del calcio y, por tanto para la formación de los huesos. Existen 3 formas de incorporar la vitamina D a nuestro organismo: a través de los rayos de sol, de la dieta a través de la ingesta de determinados alimentos, o bien suplementos.
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La excesiva exposición solar entraña ciertos riesgos para nuestra salud, con lo que conviene limitar el tiempo que pasamos al sol. Con unos 20 o 30 minutos unas 3 veces por semana sin protección solar y evitando las horas de mayor peligro, sería suficiente para obtener la cantidad de vitamina D que necesita nuestro organismo. Veamos ahora cómo podemos obtener este nutriente a través de nuestra dieta.
La segunda opción sería incorporar a nuestra dieta ciertos alimentos ricos en vitamina D como por ejemplo quesos grasos, yemas de huevo, pescados azules como el salón o el atún e hígado de res. Con el fin de obtener mayor cantidad de vitamina D también podemos elevar la ingesta de otros productos como los hongos -que hayan sido expuestos a la luz ultravioleta- leche, cereales, zumo de naranja, yogur o bebidas de soja.
Como hemos mencionado, la vitamina D tiene un papel fundamental en la formación de huesos y dientes, pero también es esencial para el desarrollo del sistema nervioso, muscular e inmunitario. Un déficit de este nutriente está relacionado con enfermedades autoinmunes, cardiovasculares, diabetes y depresión.
De esta forma, las personas que a través de su dieta obtienen suficiente vitamina D pueden evitar el riesgo de sufrir patologías como la osteoporosis y reducir la posibilidad de tener fracturas. Algunos estudios han llegado a establecer la relación entre una mayor cantidad de este nutriente con la posibilidad de frenar la propagación del COVID-19.