Partimos de la base que el alcohol es mala para la salud y si lo bebemos sin ningún tipo de moderación puede aumentar el riesgo de sufrir enfermedades e incluso aumentar las probabilidades de muerte.
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Según un estudio publicado por la revista Nature Communications, el consumo de alcohol, incluso en niveles que la mayoría consideraría moderados, como son unas cuantas cervezas o copas de vino a la semana, también puede conllevar riesgos para el cerebro. Los expertos sacaron esa conclusión luego de llevar a cabo un análisis de datos en más de 36.000 adultos y vieron que el consumo de alcohol de leve a moderado se asoció con reducciones en el volumen cerebral general.
Se especula que en personas de 50 años, a medida que la media de consumo de alcohol aumentaba de una unidad, lo equivalente a media cerveza, a dos unidades, que equivalen a una pinta o una copa de vino, los cambios que se producían en el cerebro equivalían a un envejecimiento de dos años. Es decir, pasar de dos a tres unidades de alcohol en el mismo rango de edad era como envejecer tres años y medio.
Según explican los investigadores, con el objetivo de obtener una comprensión de las posibles conexiones entre la bebida y el cerebro, quisieron controlar las variables de confusión que podrían nublar la relación. Por ello controlaron la edad, la altura, la mano, el sexo, el tabaquismo, el nivel socioeconómico, la ascendencia genética y el condado de residencia, así como los datos de volumen cerebral para el tamaño total de la cabeza.
Después de analizar cuál es el consumo medio para dañar el cerebro, ahora los investigadores pretenden saber “si beber una cerveza al día es mejor que no beber ninguna durante la semana y luego siete el fin de semana", expone Gideon Nave, autor correspondiente del estudio y miembro de la facultad de Penn's Wharton, quien afirma que existe “alguna evidencia de que beber en exceso es peor para el cerebro”, pero aún no lo han analizado de cerca.