Las patatas fritas siempre se cuentan asociados a la mal nutrición. Cuando uno busca hacer dietas para bajar de peso una de las contraindicaciones es agregar este tipo de alimentos ya que se consideran obesogénias y tienen la particularidad de que aumentan el riesgo de enfermedades crónicas.
Pero llamativamente un investigación realizda por ECA y que se publicó en la revista 'American Journal of Clinical Nutrition' demuestra que añadir una ración de 300 calorías de patatas fritas a la dieta típica diaria durante un mes no da lugar a un aumento de peso diferencial ni a otros cambios en los biomarcadores "en nuestra Escuela de Salud Pública de la Universidad de Indiana-Bloomington y en mi propio trabajo, nos adherimos a un lema: 'Se trata de saber'. Porque conjeturar es bueno, pero saber es mejor", explica el doctor David Allison, investigador principal del estudio.
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"Según los resultados de nuestro ECA, no hay pruebas estadísticamente significativas de efectos diferenciales entre el consumo de una porción típica de 300 calorías de patatas fritas al día y una porción de 300 calorías de almendras al día en lo que respecta al aumento de peso o los marcadores de riesgo de diabetes tipo 2, al menos a corto plazo" confirmó Allison.
Un grupo de 180 hombres y mujeres adultos fueron asignados al azar a uno de los tres grupos de tratamiento durante 30 días, y 165 completaron el estudio. Los tres brazos incluían 300 kilocalorías/día adicionales de almendras o patatas fritas y se pidió a los participantes que añadieran el alimento específico a su 'dieta diaria normal'.
Como era de esperar, dada la diferencia en el contenido de carbohidratos entre las patatas fritas y las almendras, los niveles máximos agudos de glucosa e insulina en sangre fueron más altos después de consumir las patatas fritas. Sin embargo, estos niveles no se elevaron más allá del rango normal, y esta diferencia no tuvo un impacto aparente en ningún otro biomarcador glucorregulador.