El mango es una fruta jugosa que puede conseguirse en numerosas formas, colores, texturas y sabores muy variables. No tiene una única forma, ya que puede ser redondo u oblongo. Durante el desarrollo del fruto, la cáscara es de un color verde oscuro, que cambia a tonos verdes claros, amarillos, de color naranja, rojos o de color borra de vino al madurar el fruto. Según la variedad, la pulpa del mango maduro es dulce, de textura suave o fibrosa y de color naranja o amarillo.
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La vitamina C es uno de sus principales beneficios. Por cada 100 gramos de mango encontramos unos 36 mg de vitamina C, la cual es clave para combatir los radicales libres y para estimular la producción de colágeno por parte del organismo. Además, esta fruta contiene cada 100 gramos unos 17 mg de vitamina A, la cual nos permite mejorar nuestra visión. También posee un alto contenido de aminoácidos, vitamina E, calcio, hierro, flavonoides, magnesio y potasio.
Además, el mango es una de las pocas frutas que posee propiedades anti cancerígenas, ya que contiene fenoles como quercetina, isoquercitrin, astragalin, fisetina, ácido gálico y enzimas. Esta fruta también cuida nuestra piel ya que protege la epidermis y evita los poros obstruidos y los brotes de acné.
El consumo de mango de forma regular es excelente para la digestión y la acidez, ya que contiene enzimas digestivas que contribuyen a descomponer las proteínas, ayudando también al proceso digestivo. Además, contiene fibra, la cual aporta saciedad, evita el estreñimiento, reduce el colesterol malo y regula los niveles de azúcar en sangre.
También es importante remarcar que los ácidos orgánicos débiles que aporta el mango, una vez asimilados en el organismo, se combinan con minerales y dan lugar a sales que tienen la capacidad de fluidificar y alcalinizar la sangre. Es por ello que te recomendamos consumir diariamente esta fruta para poder cuidar todo tu organismo.