La gastronomía española se destaca a nivel mundial y eso es gracias a la amplia variedad de opciones que ofrece. Dentro de ella nos podemos encontrar con muchas técnicas culinarias para lograr exquisitos platos, para poder compartirlos con nuestros amigos y familiares. Por eso en el día de hoy te traemos una exquisita receta de langostinos preparada con una de estas técnicas reconocidas llamada “al ajillo”.
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Esta técnica del ajillo consiste en freír el alimento en abundante aceite de oliva virgen extra previamente aromatizado con abundante ajo picado o laminado y con algunas guindillas. Este paso previo hace que el producto frito en ese aceite potencie su sabor, además de adquirir la propia esencia del ajo y el picante de la guindilla.
La carne de los langostinos queda tierna, jugosa y con un sabor verdaderamente espectacular. Además, se preparan en menos de 15 minutos por lo que este plato no puede ser más práctico y fácil de hacer. Como nota aparte, ten a mano una buena barra de pan porque para aprovechar completamente la salsa resultante de este delicioso platillo.
Ingredientes (2 personas)
- 6 dientes de ajo
- 3 guindillas secas
- 200 ml de aceite de oliva virgen extra
- 300 g de langostinos frescos o congelados
- 1 pizca de sal fina
- 1 hojas de perejil fresco
Paso a paso
Para esta receta, lo primero que tenemos que hacer es pelar 6 dientes de ajo y laminarlos. En una cazuela pequeña y de perfil bajo, echamos 3 guindillas secas y las cubrimos con 200 ml de aceite de oliva virgen extra. Añadimos los ajos laminados y encendemos el fuego a potencia media-baja para evitar que los ajos se doren demasiado.
Mientras tanto, limpiamos 300 gramos de langostinos frescos. Les retiramos la cabeza y la carcasa del cuerpo dejando únicamente la última parte de la cola sin retirar. Una vez limpios, los secamos sobre papel de cocina y les añadimos 1 pizca de sal fina y los incorporamos a la cazuela. Subimos a fuego medio-alto y los freímos por cada lado durante 2 minutos. Retiramos la cazuela del fuego. Servimos los langostinos al ajillo en una cazuela de barro y decoramos la superficie con unas hojas de perejil fresco picado y ahora solo toca disfrutar.