La clásica tarta de queso o cheesecake, en los últimos tiempos se ha posicionado como la ganadora en la “competencia” de los postres más ricos elegidos por la gente. Por suerte para los amantes de esta famosa tarta originaria de New York, se trata de una receta relativamente fácil de preparar, admite muchas combinaciones de sabores y aunque seas un aficionado de la cocina, siempre queda increíblemente rica.
Te podría interesar
Se cree que la primera tarta de queso es originaria de la Antigua Grecia y que al llegar a Europa la receta se fue modificando, ya sea agregando, sacando o cambiando algunos de los ingredientes originales. En este artículo te traemos algunos consejos clave para que logres una tarta de ensueño, esponjosa, ligera y completamente llena de sabor.
¿Tarta de queso fría o caliente? ¿Sabor más dulce o más intenso? Estas son algunas de las decisiones que hay que tomar antes de seleccionar los ingredientes para comenzar con nuestra preparación. Por lo general, son necesarios huevos, harina, mantequilla, un yogur o nata, azúcar y limón, aunque como dijimos anteriormente, es una receta que puede prepararse de varias maneras diferentes.
Lo primero que hay que tener en cuenta es elegir un buen queso para lograr una textura suave y cremosa. Puede ser una ricota o un mascarpone de origen italiano o un buen queso brie francés, pero si has elegido hacer una tarta de queso fría, es mejor que escojas un queso en crema. Las galletas que seleccionemos deben estar bien trituradas, mezcladas con mantequilla y haber reposado un largo rato en la nevera, para lograr una firmeza adecuada.
Es preferible usar una batidora de pala o un robot de cocina a velocidad media baja para evitar las burbujas y si elegiste la opción cocida, es importante utilizar un molde desmontable con cierre. Otro consejo clave es no sacarla inmediatamente, deja la puerta del horno entreabierta durante 15 minutos, que repose con tranquilidad y para que se enfríe poco a poco durante unos 20-30 minutos. A disfrutar!