Aunque te resulte extraño el nombre, puede ser que hayas consumido la salsa holandesa casera en alguna oportunidad. Tiene como componentes importantes los huevos Benedict. Es una emulsión que lleva mantequilla, yemas de huevo y zumo de limón. Es muy utilizada en varias recetas especialmente la de los brunch.
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El nombre nos dirige otro lugar pero la salsa holandesa casera nació en Francia. Es una receta sencilla y no tiene muchas complicaciones. Solamente hay que tener en cuenta que no se corte que suceda también en la elaboración de la mayonesa. Es un acompañamiento ideal para sazonar el pescado, verduras o ensaladas.
La primera recomendación que es fundamental es que la salsa holandesa casera se consume caliente y recién terminada. La razón es que la mantequilla no se tiene que endurecer y así mantener su textura. Con este consejo ya estamos preparados para hacerla.
El primer paso para realizar la salsa holandesa casera es clarificar la mantequilla. La ponemos en un cazo y la derretimos a fuego lento sin que hierva y tampoco hay que removerla. Cuando está completamente fundida la dejamos en reposo por media hora hasta que la grasa queda flotando en la superficie. La retiramos con un colador.
Luego en la preparación de la salsa holandesa batimos las yemas con el zumo de limón, sal y pimienta de manera suave y constante para que no se corte. En un recipiente echamos la preparación y lo montamos en otro bol con agua caliente a 55 grados para el baño maría. Cuando las yemas comiencen a montar agregamos la mantequilla ya clarificada de a poco. Debemos evitar que el suero quede en el fondo. Nunca hay que dejar de batir hasta obtener una crema suave. Ya está lista para servir nuestra salsa holandesa.
Ingredientes
300 gramos de mantequilla
3 yemas de huevo
Zumo de limón
Sal