España es mundialmente famosa por su incomparable manera de cocinar las tortillas de patatas. Cualquier turista que pisa suelo español quiere visitar rápidamente cualquier restaurante para pedir ese típico plato. Pero en los últimos tiempos ha surgido un plato que cada vez coge más fuerza: el pastel de patata.
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Ya su nombre es curioso y aunque no lleva tanto tiempo en el inconsciente colectivo de la sociedad, el pastel de patata ya ha ganado muchos adeptos. Si es importante saber que no es de los platos más saludables que vas a comer en tu vida con toda la grasa y calorías que tanto frito conlleva, así que hay que intentar comerlo con moderación.
Dato adicional es que también puede ser un gran acompañante de otros platos al igual que las patatas fritas. El pastel de patata puede ser combinado perfectamente con cualquier corte de carne de res y también acompañado de pollo y cebollas. Esos serían los platos que quizá más se acercarán a su sabor pero la realidad es que encaja con todo.
Los ingredientes son de lo más simple: Patatas, huevos, harina, sal y mienta. Nada más. Ahora ¿Cómo la preparamos? Primero lavar, pelar y cortar patatas en finas láminas. Luego echarles sal y freír, la idea es que queden bien crujientes. Déjalas reposar en papel de cocina para que este absorba el aceite sobrante.
Coloca las patatas en una bandeja formando 2 capas de patatas. Luego de los huevos las claras de las yemas. Verter las yemas en licuadora y batir junto con harina mezclada con agua. El resultado será una salsa que verterás sobre las patatas en la bandeja. Finalmente cogemos las claras y las montamos a punto nieve. Dicha espuma la montamos encima de las patatas y la mezcla. Ahora precalentamos el horno a 200° e introducimos la bandeja por 20 minutos. Cuando las claras de arriba ya se vean tostadas ya tendrás lista tu pastel de patata.