El mango es una de las frutas más populares al rededor del mundo y de las más queridas por todos. Forma parte del género Mangifera, principalmente Mangifera indica, cuenta con diversos cultivos a lo largo de la temporada, misma que inicia desde enero o hasta finales de abril y, en algunas otras partes del mundo, podría ser hasta julio.
Aunque podemos encontrarla en una infinidad de lugares, hoy en día también tenemos la oportunidad de sembrar nuestro propio árbol en casa de manera sencilla y como prueba de ello, el procedimiento que te traemos el día de hoy.
¿Cómo sembrar un árbol frutal de mango en casa?
Necesitas
- Hueso de mango
- 1/2 vaso de agua
Procedimiento
Para sembrar nuestro propio árbol de mango lo primero que haremos será cortar el hueso de nuestro mango y lo haremos por la parte más gruesa. Es importante que realices esto con mucho cuidado para evitar un accidente. Meteremos el cuchillo en movimientos de arriba a abajo.
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Cuando tengamos una apertura lo suficientemente amplia será entonces el momento adecuado para separar con nuestras mano el hueso y llegar la semilla del mango. Sacaremos la semilla y llevaremos a un cuenco donde pondremos una servilleta para que germine.
Agregaremos el agua, pero recuerda no tener exceso de agua porque podría afectar nuestra semilla, solo deberá estar empapada nuestra servilleta, pero no nuestro cuenco.
Es importante destacar que después deberás ponerla en un lugar oscuro y en un sitio donde tenga una buen temperatura como un lugar donde le pego el sol o cerca de la estufa. Después de 5 días notarás que hay un pequeño brote, pero no lo antes hasta después de 2 semanas que tendremos raíz. También recuerda mantenerlo humedecido.
Para pasarlo a la maceta deberá tener una buena profundidad y un buen sustrato con humus de lombriz. Y dejaremos un poco descubierto y con espacio suficiente para que nuestra raíz crezca y con un riego abundante. Recuerda colocar en un sitio donde tenga suficiente luz y una buena temperatura.
Coloca una servilleta húmeda por encima para que siga creciendo y que, finamente, tengas la raíz después de un tiempo.