Muchas veces tiramos a la basura alimentos que todavía están en buen estado porque pensamos que han caducado. Sin embargo, hay una diferencia entre la fecha de caducidad y la fecha de consumo preferente que debemos conocer para evitar el desperdicio y ahorrar dinero.
La fecha de caducidad indica el límite de tiempo en que un alimento es seguro para su consumo desde el punto de vista sanitario. Después de esta fecha, el alimento puede presentar riesgos para la salud y no debe consumirse ni venderse. La fecha de caducidad se aplica a alimentos muy perecederos, como la carne fresca, el pescado fresco, los huevos o los productos lácteos.
La fecha de consumo preferente indica el tiempo en que un alimento conserva sus propiedades organolépticas (sabor, olor, textura, color) y su calidad esperada. Después de esta fecha, el alimento puede perder parte de sus cualidades, pero no supone un peligro para la salud si se consume. La fecha de consumo preferente se aplica a alimentos más estables, como los productos secos, enlatados o congelados.
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¿Cómo saber si un alimento está en buen estado?
Para saber si un alimento se puede consumir después de su fecha de consumo preferente, hay que tener en cuenta algunos aspectos:
- El estado del envase: si está abierto, roto o hinchado, puede haber entrado aire o microorganismos que alteren el alimento.
- El aspecto del alimento: si presenta cambios de color, textura, consistencia o forma, puede estar deteriorado o contaminado.
- El olor y el sabor del alimento: si son desagradables o diferentes a lo habitual, pueden indicar que el alimento está rancio o podrido.
- Además, hay que seguir las instrucciones de conservación y almacenamiento que aparecen en el etiquetado del producto, como la temperatura adecuada o las condiciones de luz y humedad.
¿Qué alimentos se pueden consumir después de la fecha de consumo preferente?
Según la guía práctica de la Agencia Catalana de Seguridad Alimentaria (ACSA), estos son algunos ejemplos de alimentos que se pueden consumir después de la fecha de consumo preferente y el tiempo estimado que duran en buen estado:
- Pan: hasta 15 días después.
- Yogures y quesos pasteurizados: hasta 15 días después.
- Bollería sin relleno: hasta un mes después.
- Embutidos loncheados: hasta un mes después.
- Frutos secos: hasta un mes después.
- Harina: hasta 6 meses después.
- Productos congelados: hasta 2 meses después.
- Cremas y purés en envases Tetra brik: hasta 3 meses después.
- Leche pasteurizada: hasta 3 meses después.
- Alimentos enlatados: hasta un año después.
Estos plazos son orientativos y dependen también del tipo y calidad del producto, así como de las condiciones de conservación. Por eso, es importante usar el sentido común y los sentidos para comprobar si un alimento está en buen estado antes de consumirlo.