Durante mucho tiempo se han detectado rastros de residuos de proteínas en las pinturas al óleo clásicas, pero a menudo se le han atribuido a la contaminación. Sin embargo, una investigación reciente, publicada en la revista Nature Communications, sugiere que, en realidad, estas proteínas podrían haber sido añadidas de forma intencional por los pintores europeos más consumados de los siglos XVI y XVII, quienes tendrían una forma muy particular de preparar sus pinturas.
“Hay muy pocas fuentes escritas sobre esto, y ningún estudio científico ha tratado este tema con tanta profundidad”, menciona Ophélie Ranquet, la autora del estudio en el Instituto de Tecnología de Karlsruhe (Alemania) en una entrevista telefónica con CNN. "Nuestros resultados muestran que incluso cantidades muy pequeñas de yema de huevo pueden producir cambios sorprendentes en las propiedades de las pinturas al óleo y muestran lo beneficioso que ha sido para los artistas".
La yema de huevo en las pinturas
En realidad, el uso de yema de huevo ya se había utilizado mucho tiempo antes, en Egipto, donde se mezclaba la yema del huevo con diferentes pigmentos vegetales. Pero esto se dejo de usar porque la aparición del oleo permitía colores mucho más intensos, además permite suaves transiciones de color y se seca mucho más lentamente, por lo que puede usarse durante varios días. Sin embargo, las pinturas al óleo, para las que se utiliza aceite de linaza o cártamo en lugar de agua, también tienen sus inconvenientes, pues son mas susceptibles al oscurecimiento del color y al deterioro causado por la luz.
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Pero ¿te has preguntado por qué la Última cena, por ejemplo, no se ha borrado después de tantos años? Si bien es cierto que requiere de un mantenimiento constante destinado a su preservación, parece ser que su inusual durabilidad también está relacionada con la forma en la que Da vinci preparaba sus pinturas.
Debido a que la fabricación de pintura era un proceso artesanal y experimental, es posible que los antiguos artesanos agregaran yema de huevo, un ingrediente muy conocido, a un nuevo tipo de pintura que apareció por primera vez en Asia Central en el siglo VII y que llego a Europa Central e Italia en el Renacimiento. En este estudio, los investigadores recrearon el proceso de elaboración de la pintura usando cuatro ingredientes: yema de huevo, agua destilada, aceite de linaza y pigmento, y mezclaron dos colores históricamente populares e importantes: blanco de plomo y ultramarino.
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Qué pasa si se mezcla yema de huevo en la pintura
La adición de yema de huevo es beneficiosa ya que agudiza significativamente algunas características de color y permite que el envejecimiento se exprese de una manera diferente. Debido a los antioxidantes en la yema de huevo, el color tarda más en oxidarse.
Las reacciones químicas entre los aceites, pigmentos y proteínas en la yema de huevo afectan directamente el comportamiento y la viscosidad de la pintura. Los pigmentos de plomo blanco, por ejemplo, son muy sensibles a la humedad, pero cuando se recubren con una capa de proteína, se vuelven resistentes a la humedad.
La Virgen del clavel
La evidencia directa de la influencia, o falta de ella, de la yema de huevo en la pintura al óleo se puede ver en la Virgen del clavel de Leonardo da Vinci, una de las pinturas observadas durante el estudio. La obra, actualmente en exhibición en la Alte Pinakothek en Munich, Alemania, muestra arrugas en los rostros de María y el niño.
Una de las causas de las arrugas podría ser la falta de pigmento en la pintura, y este estudio demostró que agregar yema de huevo podría evitar este efecto. Es bastante sorprendente porque la pintura contiene la misma cantidad de pigmento, pero la presencia de la yema de huevo lo cambia todo.
Las arrugas se forman en unos pocos días, por lo que Leonardo y otros viejos maestros pueden haber notado este efecto particular, así como otras propiedades beneficiosas de la yema de huevo en las pinturas al óleo, y comenzar a utilizarla en sus pinturas para obtener mejores resultados.
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Esta es la forma en la que Da Vinci y sus contemporáneos utilizaron la yema de huevo para mejorar sus pinturas. Atrévete a ponerlo en práctica y agrega una pequeña cantidad de yema a tus óleos, solo asegurate de no agregar demasiado para no alterar el color. Descubre también cómo devolverle la vida a tus brochas y pinceles con ingredientes de cocina.