Esta planta medicinal quizás no es tan habitual en nuestro entorno, lo cierto es que de igual manera tenemos que saber que cuenta con un gran número de propiedades a nivel digestivo. Se trata de la Frangula purshiana Cooper. Además de su cáscara se puede utilizar el extracto seco de la misma.
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El cascarósido A es un glucósido al que se le atribuye la acción de esta planta, principalmente laxante”, detalla la farmacéutica Mar Sieira, quien ya adelanta la principal función de este remedio natural, que ejerce su efecto directamente sobre la motilidad intestinal, de forma que aumenta las secreciones intestinales que favorecerán la evacuación.
Según Sieira, este árbol tiene su origen en los bosques de coníferas del noroeste estadounidense y Canadá, aunque también se cultiva en algunas regiones centrales de África. Según explicó la experta, se consume como un suplemento alimenticio para combatir el estreñimiento y también nos ayuda con varios trastornos, ya que ayuda a aumentar el apetito y tiene propiedades purgativas, diuréticas y digestivas.
“Su efecto laxante se manifiesta tras 6-12 horas de la administración oral. Normalmente se toma en forma de cápsulas y la dosis suele ser de 1 cápsula al día, preferiblemente por la noche. También puede utilizare en infusión colocando la cáscara en una taza y agregándole 240 ml de agua hirviendo. Dejar reposar durante 10 minutos, colar y beber 1 a 2 tazas en la noche antes de dormir”, recomienda Mar Sieira. Un consejo extra: es recomendable tomar la cáscara sagrada por la noche, para que le dé tiempo a actuar mientras duermes y por la mañana te haga el efecto laxante.
Según la profesional, esta planta se debe tomar prestando especial atención a si estamos tomando medicamentos para las arritmias, diuréticos, corticoides o raíz de regaliz ya que puede interaccionar con dichos medicamentos. En este caso, siempre hay que consultar con el médico, igual que si se padecen dolencias gastrointestinales agudas o persistentes y no han sido diagnosticadas. “También recomendamos consultar al médico en casos de embarazo y lactancia, y en niños menores de 12 años, donde su seguridad no ha sido suficientemente valorada”, nos cuenta.