Entre las creencias que giran en torno al consumo de la manzana se destacan que su consumo sirve para adelgazar, es supresora del apetito y que además es muy útil para limpiar los dientes. Pero, ¿cuánto de esto es verdad? Empecemos con sus supuestas propiedades adelgazantes.
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Solo en parte es cierto. Y se debe a que posee muy pocas calorías. Además, en comparación con otras frutas, la manzana, tiene un índice glucémico bastante bajo. Además, la textura de esta fruta hace que mastiquemos mucho y por lo tanto esto genera una atención especial, suficiente para que el cerebro asimile que el organismo está obteniendo comida.
Según expertos, es menos recomendable consumirla en puré o en jugo, ya que son menos sólidos y más dulces. Y a esta altura ya se ha de notar que no tiene sentido pensar que comer una manzana nos hará perder peso. La fruta sigue siendo una fuente de azúcar. La manzana como supresora del apetito.
Esa idea es bastante cierta. La sensación de saciedad es causada por la pectina, una fibra presente en la manzana. Al absorber el agua contenida en el tracto digestivo, empieza a inflamarse y a ocupar más espacio en el estómago. Eso es lo que produce el efecto supresor del apetito.
Otra de las ideas es que comer una manzana puede sustituir ocasionalmente el cepillarse los dientes. La idea no es totalmente falsa. La manzana es una fruta que combate la caries. Sus polifenoles crean una película protectora sobre los dientes y evitan que la placa bacteriana se adhiera a ellos. Además, la moderada acidez de la fruta también bloquea la acción de las bacterias. Si embargo, no es necesario aclarar que la ingesta de una manzana nunca sustituirá por completo el cepillado.
Y por último, comer una manzana, ¿nos hace bien a la salud? Sí, la manzana es sin dudas, un alimento saludable gracias a su alto contenido de vitamina C, al tiempo de que es una fuente de minerales y nutrientes muy útiles para el organismo. Ahora bien, no se puede vivir de manzanas, por lo que es importante una dieta balanceada.