Las almendras son frutos secos que contienen nutrientes esenciales para nuestro organismo. Es por eso que el consumo de este alimento, por lo general, suele contemplarse en dietas saludables. Si bien la forma más común de ingerirlas es al natural y con su piel o cáscara fina, también existen recetas donde se prefiere la forma pelada.
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Al hablar de la piel de la almendra nos referimos a la cubierta fina que tiene adherida y no a la cáscara mucho más dura que las contiene. La diferencia entre ambas es que la más robusta se puede quitar con facilidad con un sencillo golpe o maniobra de fuerza y la capa delgada necesita otro proceso para que se pueda despegar de manera fácil.
Cómo quitar la piel de las almendras de manera fácil, paso a paso
El primer paso para pelar las almendras más fácil es quitarle la cubierta más dura al fruto seco, llenar una cazuela con abundante agua para cubrirlas y calentar a fuego medio-alto. En segundo lugar, deberás agregar las unidades cuando el agua rompa el hervor y a partir de ese momento esperar 2 minutos más. Luego las tienes que trasladar a un escurridor y dejar que se enfríen unos minutos.
El tercer paso de la maniobra para quitar la piel de las almendras de manera sencilla, es pasarles un trapo limpio para quitar restos de humedad y luego frotarlas todas juntas con el paño para conseguir que queden peladas por fricción. En el caso de que algún fruto seco haya quedado con su piel, podrás hacer el procedimiento una por una, frotando un poco más enérgicamente.
Cuando estén todas las almendras peladas y libres de humedad, podrás guardarlas en un frasco con cierre hermético para luego ocuparlas en tus recetas de postres, en batidos, ensaladas, salsas de pasta, lasañas, rebozados o tostadas. Las maneras de consumir este fruto seco son muchísimas y lo mejor de todo es que siempre nos aportará sus nutrientes.