Son solo cinco o seis tortillas de patatas a la parrilla, las que se sirven por cada jornada de servicio en el restaurante Piantao, del chef Javier Brichetto. El cocinero nacido en Argentina, fusionó la técnica de asado a las brasas de su país con uno de nuestros platos emblema. Para lograrlo fríe patatas y cebolla (previamente cortadas) en aceite de oliva pero luego se hace otra cocción.
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El ingrediente que no puede faltar para hacer una tortilla de patatas a la parrilla de manera perfecta es, ni más ni menos, el humo. El cocinero argentino entiende que en la cocina a las brasas, los aromas son fundamentales para lograr sabores ahumados únicos. Es por eso que también sigue la tradición con el plato emblema español.
En el restaurante mencionado, donde la parrilla es la protagonista, disponen de un artefacto especialmente diseñado para impregnar de humo los ingredientes y por lo tanto realzar sus sabores con los aromas de madera quemada de roble, cerezo o manzano, entre otros. Las comidas ingresan en esa sección de la cocina y permanecen unos 15 minutos para obtener ese resultado.
Luego del proceso particular de ahumado de los alimentos, se vuelve a freír la preparación para disminuir la intensidad de la presencia de humo en el resultado final de la tortilla de patatas a la brasas. Luego de esta segunda cocción, se baten por un lado las yemas y por el otro los huevos completos, se mezclan ambos recipientes y se agrega una pizca de sal.
Para que la tortilla quede con la textura cuajada justa por fuera y por dentro, quien cocina este alimento menciona para el portal 20 Minutos que lo ideal siempre es mezclar los huevos con la cebolla y las patatas cuando están calientes. De esta forma se acelera el proceso de cuajado y en la parrilla solo está 30 segundos de cada lado, antes de ser servida para comer.