A diferencia de las mostazas comunes o vendidas genéricamente como “aderezos a base de…”, la de Dijon es un alimento que no contiene almidón o fécula, ya que se elabora con semillas marrones y amarillas, muy poca sal, azúcar, vinagre, vino y especias.
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Este alimento es uno de los más emblemáticos de la cocina de Francia. Se calcula que cada ciudadano de ese país ingiere aproximadamente un kilo de mostaza de Dijon al año. En los últimos días se ha reportado un faltante importante de este producto en las góndolas de los supermercados y desde la organización de los negocios han colocado carteles con disculpas por esto.
La falta de mostaza de Dijon en las estanterías de los supermercados franceses no se debe a una “reserva” que han hecho las grandes cadenas para no vender este alimento y poder aumentar los precios luego. Por el contrario, la ausencia se debe a las consecuencias tardías de la pandemia, la guerra de Rusia- Ucrania y los efectos del cambio climático.
Canadá es el principal proveedor de Francia en lo que respecta a semillas de mostaza. Antes esta tarea pertenecía a la región de Borgoña, que tenía producción abundante de este alimento, pero con el correr de los años se tornó insuficiente para abastecer a todo el país. Lo que ha ocurrido para que haya faltante de mostaza de Dijon en los supermercados, es que Alberta y Saskatchewan han sufrido temperaturas muy elevadas y el calor ha afectado los cultivos de las regiones canadienses.
En lo que va del año, según The New York Times, Canadá ha producido la mitad de semillas de mostaza en comparación con años anteriores. Por otro lado, los precios ya venían en aumento desde la crisis desatada por la pandemia y los inconvenientes para el normal suministro de algunos alimentos en Francia. Para rematar, el conflicto bélico entre Rusia y Ucrania ha hecho su parte: ambos países también son proveedores del producto preciado para los franceses, pero de la semillas amarillas, que de todos modos se incorporan en la receta de la mostaza de Dijon.