La tortilla de patatas es uno de los platos más representativos de España, pero así como tiene muchos amantes de una consistencia más cuajada, también los tiene del punto en donde el huevo queda más líquido, ideal para embeber con un trozo de pan.
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Este plato también tiene dos caras de preferencia: por un lado, están las personas que prefieren la tortilla de patatas sin cebolla, ya que sugieren que es innecesaria, organolépticamente hablando. Y por otro, los que aman esta comida con la ausencia de este bulbo que tiende al sabor dulce cuando se cocina.
Lo cierto es que teniendo ingredientes de buena calidad y frescos, y tomando en serio los tiempos de cocción y preparación de cada etapa de la tortilla, el resultado siempre será un alimento ideal para disfrutar como plato principal o acompañamiento. Para algunas personas también resulta imprescindible comer esta delicia con trozos de pan.
Para hacer una tortilla perfecta primero hay que cortar las patatas en rodajas que midan entre uno y tres centímetros de grosor. Para eso se puede hacer con un cuchillo o con una mandolina con la cual se tenga mucha destreza. Freír el alimento en aceite de oliva virgen extra a una temperatura de 180°C, será lo ideal para la cocción.
Para hacer una tortilla de patatas bien jugosa, el huevo debe tratarse de una forma particular. Al cascar las unidades de este alimento en un bol, se deben remover suavemente con la ayuda de una cuchara en vez de un tenedor. De esta forma se conseguirá un líquido con menos aire, es decir, menos “batido”. A la hora de cocinar esta preparación hay que dejar la tortilla durante 45 segundos de cada lado, pero agregar 10 segundos más en uno de ellos.