Los calamares a la romana son uno de los platos más consumidos en nuestro país y gran parte de su éxito radica en el rebozado. Pero también hay que tener en cuenta otros aspectos a la hora de preparar o comer este producto con cualquier receta: las fibras musculares del animal son un poco duras por naturaleza gracias al colágeno del tejido.
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Para una óptima cocción y una deliciosa experiencia con los calamares a la romana primero hay que tener en cuenta que es fundamental contar con calidad del producto. Que sea fresco y esté con una consistencia más bien dura será una de las claves para hacer este delicioso plato que combina mejor con cervezas o vinos blancos, independientemente de cualquier receta de marinado.
Otra de las claves para que los calamares rebozados y fritos no queden duros reside en el tamaño de las unidades o anillas. Este no debe ser mayor a 3 centímetros de ancho. Lo mismo ocurre con el marinado, una parte fundamental del proceso para que este alimento no se endurezca. Jamás se le debe colocar sal a la preparación, solo después de rebozar.
Otro aspecto importante a tener en cuenta para que los calamares a la romana no se endurezcan es que antes de rebozar se deben secar las unidades. Antes de pasar las anillas por la harina, por mucho que estén marinadas, se deben secar con papel absorbente. Otra de las claves de cualquier receta es utilizar el aceite en justa medida y temperatura.
El tiempo de cocción de los calamares no debe ser extenso, en cuando se doren las unidades será el momento de retirarlos del aceite caliente, que debe estar a una temperatura de entre 190°C y 200°C. Un calor más elevado puede echar a perder la textura del alimento que debe quedar crujiente por fuera y tierno por dentro. Si el calamar queda muy blando puede ser sinónimo de mala calidad, ya que si es fresco debe quedar firme.