La tarta de queso es una de las delicias de la repostería que muchas veces solemos comprar para una tarde de té o como postre después de nuestras comidas. Pero si no la consumimos en el transcurso de unos pocos días se nos puede estropear. La conservación de este tipo de tartas es sumamente importante ya que este tipo de queso suele ponerse agrio a los pocos días y esto puede ser perjudicial para nuestra salud.
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Para lograr una mejor conservación, lo ideal es cortar la tarta en porciones individuales, así cuando la vayas a consumir no tengas que sacar la tarta entera. Cuando hagas esto ya no servirá de nada que la hayas congelado. Desde el momento que le retires el envoltorio deberás consumirla ese mismo día. No solo se puede poner agria sino que además va a perder su textura y sabor original.
Te vamos a contar qué procedimiento sencillo puedes utilizar para congelar la tarta y que no desperdicies ni una pizca de este delicioso manjar. Antes de introducirla en el congelador, debes asegurarte que está completamente fría. Para ello, debes dejarla en la nevera por un buen tiempo. Luego debes envolver las porciones con papel film transparente intentando no apretar demasiado. También asegúrate de cubrirlas con varias capas de papel film.
Si vas a tardar varios días en consumirla, debes colocar además de la capa de film un trozo de papel aluminio. Este es un truco adicional te permitirá que la tarta de queso quede bien protegida y al momento de descongelarla puedas seguir disfrutando su textura y sabor . A la hora de descongelar tienes que sacar las porciones que necesites y dejarlas a temperatura ambiente, le quitas el plástico o film y el papel aluminio para evitar que se condense la humedad.