El ajo es un superalimento que proporciona importantes beneficios para el organismo: contribuye a reducir la presión arterial, previene ciertos tipos de cáncer y controla los daños causados por el reumatismo y arteriosclerosis. Además, es una fuente de vitamina B6 y C, de minerales como manganeso, hierro, potasio, fósforo y calcio.
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En cuanto a las variedades de ajo existentes, se puede mencionar el castaño, que tiene su nombre por el color de la envoltura. Su bulbo es blanco con forma de globo, puede contener entre 5 y 6 dientes, pero su tamaño va de medio a grande. Esta variedad de la especie presenta un sabor suave pero algo picante al final y tiene un aroma intenso. El color se va a adquiriendo en el proceso de secado.
Por otro lado, existe el ajo rosado, que su nombre es dado por el color rosa muy presente en su piel. A esta variedad se le llama también “ajo de bruja” o “de culebra” y es uno de los más fuertes que existen en sabor y aroma. En sintonía con los colores cálidos, el ajo colorado tiene la particularidad de contener dientes en tonos rojos y marrones, pero su piel es blanca. Además, su cuello es muy duro ya que en su interior contiene el tallo floral.
En otro orden de tonos, existe el ajo violeta que presenta un sabor fuerte y su color es dado por las vetas que se producen en la piel como en el diente. Es una variedad de la especie que tiene alta resistencia a la humedad y puede consumirse seco o verde. Por su parte, el ajo morado presenta sabor más suave al resto y es notablemente más grande. El nombre fue otorgado por el tono oscuro de su piel.
Cabe mencionar que el ajo negro, que se vende mucho más caro que el resto, no es una variedad en sí misma. Simplemente se obtiene por la intensa maduración y transformación de sus propiedades organolépticas, es decir, se caramelizan los azúcares.