Según las investigaciones, no existe un consumo seguro de alcohol. Según papers recientes, la relación entre el aumento del consumo de bebidas alcohólicas y la degeneración del cerebro es directa. Incluso, este efecto se produce en aquellos consumos que la mayoría de las personas consideramos moderados, esto es, unas cuantas cervezas o copas de vino a la semana.
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Es sabido que el consumo de alcohol no mantiene una relación positiva con la salud. Ya que los riesgos crecen a medida que la persona aumenta su ingesta. Accidentes automovilísticos, violencia, conductas sexuales de riesgo, cáncer de mama, enfermedad hepática, depresión, suicidio, accidentes o alcoholismo, entre otros. En cuanto al impacto en el cerebro, la evidencia también es vasta: las personas que beben mucho tienen alteraciones en la estructura y el tamaño del cerebro que se asocian con deficiencias cognitivias.
En el marco del nuevo estudio, investigadores de las universidades de Pensilvania, Winsconsin (ambas en Estados Unidos) y de Zurich (Suiza) analizaron datos de más de 36.000 adultos y hallaron que el consumo de alcohol de leve a moderado también se asoció con reducciones en el volumen cerebral general. Todos coinciden en que el vínculo es más fuerte cuanto más alto es el nivel de consumo de alcohol, muestran los investigadores en el artículo publicado en la revista Nature Communications.
La toma de alcohol de leve a moderada se asoció a una reducción del volumen cerebral considerable. Si tomamos a personas de 50 años, a medida que el promedio de consumo de alcohol aumenta de una unidad de alcohol (alrededor de media cerveza) al día a dos unidades (una pinta de cerveza o una copa de vino), se producen cambios asociados en el cerebro equivalentes al envejecimiento de dos años.
"El hecho de que tengamos una muestra tan grande nos permite encontrar patrones sutiles, incluso entre beber el equivalente a media cerveza y una cerveza al día", afirmó Gideon Nave, autor del estudio. "Estos hallazgos contrastan con las pautas científicas y gubernamentales sobre los límites seguros para beber", consideró el profesor de psiquiatría Henry R. Kranzler, director del Centro Penn para Estudios de Adicción.
Resultados ambiguos
Muchos estudios han examinado el vínculo entre beber y la salud del cerebro y han obtenido resultados ambiguos. Si bien existe una fuerte evidencia de que el consumo excesivo de alcohol causa cambios en la estructura del cerebro, incluidas fuertes reducciones en la materia gris y blanca, otros trabajos han sugerido que los niveles moderados de ingesta pueden no tener un impacto, o incluso podrían tener algún efecto beneficioso en el cerebro de adultos mayores.