La pizza de origen italiano, es una delicia gastronómica. Alrededor del mundo hay muchas maneras de prepararla y todas son ricas. Es que el hecho de que sea una masa con salsa y queso nos abre el apetito sin pensarlo y se nos viene a la cabeza la mejor pizza que hemos probado.
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El origen de la pizza, que es la que comemos hoy, se remonta específicamente en Nápoles, Italia, pero la palabra pizza es de origen griego. Los antiguos griegos cubrían su pan con aceites, hierbas y queso. La primera gran innovación que llevó a la pizza de pan plano fue el uso de tomate como aderezo. Era común que los pobres del área alrededor de Nápoles agregaran tomate a su pan plano a base de levadura, y así comenzó la pizza.
La pizza, de restaurantes italianos, prepara la masa al horno de leña, que le da una crocancia y un dorado espectacular. El queso se derrite a altas temperaturas y comienza a gratinarse. En casa es difícil que podamos hacer una pizza así y es que no contamos con un horno a leña.
En Gastrolab te contamos un pequeño truco para que puedas tener tu pizza italiana como la de los restaurantes, necesitas comprar una piedra refractaria. Las piedras refractarias se calientan para acumular un calor que luego transmiten a las masas, simulando el funcionamiento de un horno de leña.
La función de la piedra es absorber la humedad de la masa y darle ese toque crujiente a tu pizza. Con tan solo 25 euros puedes comprar una el mercado y tenerla preparada para cuando invites a alguien a casa o quieras prepararte una pizza que quede espectacular, como salida de revista gastronómica.