Son tiempos muy convulsionados para la humanidad y en especial para Europa. Por estas horas Rusia y Ucrania llevan a cabo una guerra que indefectiblemente involucra al resto de Europa y el mundo. Los coletazos de esta guerra repercuten en la sociedad y en gran medida en la economía, España no es la excepción.
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Es sabido que Ucrania y Rusia casualmente son dos graneros importantes para Europa, mucho cereal y materias primas provienen de aquellas latitudes y el presente conflicto bélico hace que la logística para traer todos esos productos sea más complejo y por lo tanto más caro. Ergo, todos los precios suben sin un techo aparente, en especial la pasta.
Un apartado especial a otros dos temas que no son menos importantes. Por un lado la pandemia por el Covid-19 que también ha ralentizado las importaciones y exportaciones de todo el mundo, y por otro el cambio climático que sin tregua ha afectado a las cosechas deteriorando la producción de los productos. Si juntamos estas dos grandes problemáticas mundiales y les agregamos una guerra se genera un cóctel desastroso, una inflación galopante a lo largo y ancho de España.
Los analístas presagian un futuro bastante negro. Sus resultados indican que podrían sufrir un aumento aún mayor del que estamos viviendo, con sumas de hasta el 30 % en productos derivados del cereal por ejemplo. Cuando creemos que España es gran producto de cereal y trigo para la fabricación de pasta nos equivocamos. Un porcentaje más que considerable de nuestro consumo proviene ni más ni menos que de Ucrania.
Finalmente mencionar que también el trigo se encuentra en la misma situación y repercute directamente en un consumible muy importante como es la pasta. Obviamente es frívolo hablar de espaguetis cuando se cursa una guerra en el medio, pero es importante notar que lo que consumimos a diario podría incrementar hasta un 30% en el presente mercado y eso no se puede soslayar.