Cada vez se escucha más seguido la frase “estos tomates no saben a nada”. Si bien cada vez hay mas variedades de tomates en el mercado y muchas veces con un aspecto súper apetitoso, sucede que al partirlos nos encontramos con sorpresas bastante desagradables en cuanto al sabor, básicamente, porque no tienen gusto a nada. Tanto para ensaladas como para gazpachos, sofritos o salsas, para dar con los tomates adecuados deberemos tener en cuenta algunos consejos a la hora de escogerlos y consumirlos y no cometer los típicos errores con esta hortaliza estrella.
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Lo primero que tendremos en cuenta será comprar tomates en temporada. Si lo compras fuera de temporada, quizás tengan buen aspecto, pero es probable que su sabor defraude. Estará firme y turgente por fuera, pero tendrá la piel dura, y no será jugoso”, explica Francisco Vallès, de Germans Vallès, una pequeña empresa familiar en la Granja de Escarpe (en Lleida) con unas 20 hectáreas de cultivo de fruta dulce, semillas de cebolla y tomates.
Otra cuestión clave es comprar tomates de las zonas lo más cercanas posibles. Los consumidores son cada vez más conscientes de la importancia de comprar producto de proximidad, que tiene una cadena de transporte más corta, menos conservantes y es más sabroso, porque se cosecha en el momento óptimo de maduración. Además, fomenta la economía local y reduce la huella ecológica.
“Nos han acostumbrado a comprar los tomates verdes y que se maduren en casa. Cuando lo cosechas así, todavía no han cogido todas las propiedades de sabor y otras. El fruto bueno es el que puedes cosechar sin estar blando, pero ya rojo, y lo puedes vender. Si lo vendes en este momento, es difícil llevarlo lejos o que pasen días hasta que llegue al consumidor. Por eso nos han acostumbrado a comerlo verde”, explica Vallès.
Otro aspecto a tener en cuenta es que cada tomate es para cada preparación. ¿Podemos utilizar un tomate de pera para mojar? Sin dudas, pero no es la mejor opción. “Un tomate de pera puede ser polivalente, pero en lo que se refiere al sabor y propiedades, no son los mismos. Los de mojar tienen mucha agua y poca carne, piel finita y te quedas con la piel en la mano. Los de pera son justo lo contrario, no tienen tanto jugo, pero sí mucha carne, y por eso son más adecuados para sofritos, zumos de tomate, gazpacho, o para aliñar”.
Otra de las claves es no saber elegirlos. Si bien no hace falta tocar y remirar todos los tomates que hay en la frutería o en el mercado, pero sí que hay algunos consejos que pueden ayudarnos a escoger bien. “Buscar agricultores y fruterías de confianza es importante, hay que fijarse en el peso, ya que si el tomate pesa significa que hay carne. Si no está blando, pero tiene color, significa que se ha cogido en su punto óptimo”, apunta Vallès.
Algo que puedes aplicar a partir de este momento es sobre su conservación. No es necesario poner los tomates en la nevera. “Es cierto que en la nevera quizás aguantan más tiempo, pero para ir bien no deberías tener muchos tomates en casa, sino comprar semanalmente. Si tienes la suerte de tener una casa fresquita (en algún rincón al menos), mejor dejarlos fuera”, dice Vallès, poniendo especial énfasis en los que son para mojar pan. "Estos si los pones en el refrigerador se ponen más duros, no mojan tanto".